No me parecía justo salir del cine y sentarme a escribir que Predator: Badlands es una mala película. Primero porque sería faltar a la verdad. Segundo porque sigue costándome la vida ser tan categórico cuando veo la cantidad de gente que le habrá puesto más o menor cariño a su trabajo en una obra como esta. No hablamos de un libro autopublicado por tu amigo José Luis, donde él es el único resposable de la calidad de la obra. El trabajo en cine es tan coral que cuesta discenir la responsabilidad sobre el resultado final, muy a pesar de que exista una batuta dirigente a la cabeza.

Haciendo un eufemismo, podría decir algo así como «Predator: Badlands no es una mala película, pero dista mucho de ser buena». Y no estaría mintiendo, pero claro, tampoco estaría diciendo nada relevante para este foro. A fin de cuentas, es la definición de casi la totalidad de las películas que pasan por las salas de cine de cualquier año (ya hablemos de los tiempos que corren o cualquier tiempo pasados que ya sabemos que no es cierto que siempre fuera mejor). Creo que si quisiera cometer el error de definir una obra cultural o de arte en una única frase, la que más se podría acercar a mi realidad como espectador es que Predator: Badlands es irregular.

Veo las mismas buenas ideas que ya me cautivaran en Prey y me hicieran ver Killer of Killers en su momento. Veo las ganas de arriesgar. De apostar por algo diferente. De hacer aquello que los espectadores siempre estamos pidiendo una y otra vez cuando en el fondo queremos más de lo mismo. El problema de arriesgar, es que uno nunca sabe en qué dirección hacerlo. Y que tienes que tener claro que cualquier decisión que tomes puede contentar a algunos y molestar a otros (como casi todo en esta vida, también te digo), pero sobre todo, asumir que ninguno nos vamos a callar nuestra opinión de mierda.

Chupito cada vez que alguien diga «Yautja»…

Bienvenidos al Planeta Zack Snyder…

Donde todo pincha, todo corta, todo es chungo, absolutamente todo te mira mal, están to los bichos enfadados y literalmente toda la cadena trófica come proteina. ¿Cómo hemos llegado aquí? Gracias a las ganas de probar algo nuevo del director de la película (al que por otra parte debemos dar las gracias de que la franquicia se haya renovado por sus anteriores éxitos). Si el atractivo de Prey era el llevar el concepto de Predator al pasado, donde los protagonistas son todavía más vulnerables ante la alta tecnología de caza de los Yautja, ahora volvemos a abrir el saco de las cosas que todavía no se han probado y sacamos algo del fondo del mismo.

Empezamos por hacer al propio Predator el protagonista de la cinta. Algo muy original, que permite contar algo nuevo. La premisa es muy válida. Un joven depredador caido en desgracia con la necesidad de probarse ante sí mismo y ante su clan. Y por supuesto, un reto imposible. Cazar al depredador alfa de los depredadores alfa. Una criatura que todos los Yautja temen ante la que nuestro protagonista se enfrenta con poco más que su buena predisposición. Como poco, lo peor que puede salir de aquí es una buena película de acción. Y es lo que Predator: Badlands parece ofrecer la mayor parte del tiempo.

Como no estamos en La Pasión de Cristo o Apocalypto, necesitamos un personaje humano (o que al menos hable humano) para darle la réplica a nuestro protagonista y así, hacernos de puente a los espectadores para vincularnos emocionalmente al Yautja (no era algo imprescindible, pero todos teníamos claro que Fox no iba a ir tan lejos arriesgando). El personaje de Thia mola muchísimo. Es ácida, lenguaraz y extrovertida. Aunque demasiado para ser un androide. Algo que a priori no debería chocarnos si no fuera porque además de frente a una criatura prácticamente indestructible, nuestro joven depredador se tendrá que enfrentar a la mismísima Weyland-Yutani.

Si en vez de Weyland-Yutani, pusiera Hacendado, me sacaría menos de la película..

La navaja si se saca, es para usarla…

Y este es otro de los grandes problemas de la película. Los cameos son divertidos, vayan más allá del propio guiño o anden buscando un posible cruce de criaturas alienigenas en el futuro. El problema es que Weyland-Yutani tiene ya tanto peso, tanta cosmogoniía a sus espaldas. Que estar viendo el logo de la empresa en pantalla CONSTANTEMENTE me hace estar divagando cada vez que lo veo. Me saca muchísimo de la narración. No porque no funcione. No porque implique nada narrativamente. Es que simplemente es demasiado famoso para una película de esta factura. Es como si de repente apareciera constantemente en la película, sin decir nada, allí, al lado de los protagonistas; una super estrella mediática, como no se… Sigourney Weaver.

Pero esto no tendría más trascendencia si la película fuera más sólida. Pero su irregularidad le pasa factura. Tenemos un primer acto verdarderamente trepidante. Unos personajes bien construidos, pero que no terminan de ser coherentes con el mundo en el que se encuentran. Hay humor, del que siempre estoy a favor, que al cine voy a pasarlo bien. Pero se siente muy fuera de lugar. Y hay un tercer personaje relevante para la historia que es estomagante desde su primera aparición y que es un spoiler con patas de como va a acabar la cosa en el desenlace. Los malos están planitos, planitos, planitos y cada vez que aparecen la película se desinfla bastante.

Y a la vez, estoy más que dispuesto a sentarme de nuevo a ver más aventuras de Dek, Thia y su improbable aliado. Porque sus motivaciones, aunque ligeramente maniqueas, son empatizables. Están bien interpretados (especialmente Thia, por aquello de tener una cara expresiva y no una chirla por boca). Se nota que es una cinta en la que se ha inyectado algo más de dinero (algo menos del doble que en Prey) sin llegar a presupuestos desorbitados de producciones de acción contemporáneas. No hay nada en Predator: Badlands que esté realmente mal. Sin embargo, es de esas películas en la que al menos un par de veces, te sorprendes mirando el reloj o preguntándote si dejaste apagado el gas antes de salir de casa.

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