Vamos tan a la carrera en la vida que uno se arrepiente mucho cuando revisita algo que le gusta mucho. No tanto porque la vuelta a ese terreno familiar resulte desagradable, si no por el tiempo transcurrido en el que ese viejo amigo ha estado esperando pacientemente a tu regreso sin quejarse, sin poner mala cara ni dar golpecitos con el pie en el suelo. Por eso uno se siente culpable. Porque no hay reproches. Vuelves y sigue siendo el mismo de antes, y te vuelve a aportar aquello que valorabas tanto; sin ningún tipo de condición. Y queridas amigas, imagináos si hacía tiempo que no volvía a ese lugar feliz para mi que siempre ha sido Juno, que su protagonista (ahora) Elliot Page era una mujer en aquél entonces.

No hace tanto que Elliot transicionó, y con esta decisión difícilmente tomada se acercó un poquito más a ser más feliz. Apenas un lustro separan a Ellen Page de Elliot Page como figura pública. Sólo él sabe cuanto tiempo tuvo lugar esta distinción en su mente y cuanto tuvo que sufrir para poder soltar la mordaza que supongo que tenía puesta (fuera autoimpuesta o no). Me preguntaban como afrontar una reflexión sobre una película protagonizada por una adolescente embarazada que a día de hoy es un hombre por derecho propio. Y creo que la clave está en hacer lo que siempre hago, confiar en mi criterio, en mi gusto exquisito (que es algo que todo el mundo debería pensar de su propio gusto) y no tener ningún tipo de complejo al defenderlo.

Y es que Elliot Page es una de esas caras de la pequeña o gran pantalla que siempre me ha robado un trozo de corazoncito. Será lo que necesite ser para ser feliz, pero para mi siempre será mi pequeña Kitty Pride en X-Men: The Last Stand, la inteligentísima Ariadne en Inception, la calculadora Hayley Stark de Hard Candy, la luchadora Jodie Holmes de Beyond: Two Souls o la obsesiva Courtney Holmes del remake de Flatliners, pero sobre todo, mi divertidísima Juno MacGuff. A la que más adoro de todas. Lo reconozco, durante toda mi vida como espectador adulto he tenido siempre un crush con Elliot Page. No pasa nada. Porque aunque me quedo con su papel en Juno por encima de todos los demás. Sé que el que más le debe de hacer feliz a él es el de Viktor Hargreeves, el protagonista de The Umbrella Academy que transicionó junto a él a su verdadero yo.

Más allá de por el hecho de quedarse embarazada, Juno es la hija que todo padre querría: segura de sí misma, inteligente, cultivada… y con furor uterino…

Bombo gordo, lengua viperina…

No hay más. Juno MacGraff enamora no sólo porque siempre me ha parecido una cara preciosa (que conste que como hombre, también me sigue pareciendo rematadamente guapo) es que las líneas que Diablo Cody le puso entre los labios son afiladas como aquellos cuchillos que anunciaba un señor oriental en la tele (los más jóvenes os podéis marchar si no sabéis de qué hablo). La jodía tiene respuesta siempre para todo, y lo mejor es que NUNCA se la guarda para la reflexión. Juno es inquisitiva, confiada y borde cuando tiene que serlo. Pero todos olvidan, incluida ella misma, que sólo tiene 16 añitos, y no tiene ni puta idea de por qué lado de la acera le sopla el aire.

Y claro, comete la peor irresponsabilidad que un padre de una hija teme que su hija cometa. Porque quedarse embarazada (y aquí habría debate sobre si se queda ella o se quedan ellos, a menos que el bebé sea del Espíritu Santo) es una responsabilidad acojonante, y hacerlo cuando no es el momento o cuando no estás preparada (o preparado, repito) tiene que ser una de las mayores cagadas que puede cometer una persona adulta en su vida. Pero ese es el problema de los adolescentes. Primero que no son todavía adultos aunque ellos crean que si (esta hoy no se la mando a José Luis, esta se la va a comer mi yo del pasado). Y segundo, porque viendo lo que se ve a día de hoy, parece mentira que todavía no se les de toda la información y todas las herramientas necesarias para poder tener una sexualidad plena, saludable y libre de errores (y es un melón que me podía quedar a gustísimo abriendo hoy, pero de verdad que quiero hablar de la película).

Y puede parecer que la película no se toma en serio una situación tan grave ni preocupante. Puede parecer que todos se ríen mucho de la que se les viene encima. Y parece que olvidamos, que el humor es la única herramienta que tiene la gente inteligente para lidiar con sus miserias. Y el Oscar al Mejor Guión Original que se levantó la película sin despeinarse no es merecido únicamente por sus diálogos chispeantes como la Coca-Cola (que lo son), a nivel de estructura, la película es sólida como el cemento, acompañando todo el proceso del embarazo desde la concepción hasta el desenlace esperado (más por unos que por otros) y de cómo las consecuencias de una mala decisión resuenan en decenas de vidas hasta niveles personales completamente insospechados.

Quiero hacer la mención especial del día al teléfono hamburguesa, da alguno de los diálogos más currados de la película…

Todos buenos, todos tontos.

Porque eso es lo que le pasa a todos y cada uno de los personajes que pueblan la vida de Juno, incluidos aquellos que llegan para hacerse cargo de su descendencia. Estoy seguro de que en algún momento de la película, uno se siente con la potestad durante un instante de juzgar a todos y cada uno de los personajes (a ella por no pensar mejor, a su novio por no hacerse cargo, a su amiga por golfa, a Vanessa, que a veces nos recuerda a algunas señoras que han acabado saliendo en las noticias o sobre todo a Mark, que puede parecernos despreciable por lo que sueña con hacer). Sin embargo, conforme avanzas los acontecimientos, uno se guarda esa opinión muy bien enterrada dentro del culo, porque te das cuenta que lo que ocurre aquí, es que nadie es demasiado listo, y al final, todos lidian con una situación de mierda lo mejor que saben.

Es ahí donde reside la genialidad de Juno. Detrás de todo ese cinismo, detrás de todo ese humor tan ácido. Hay un punto de amargura, de saber que lo estás haciendo lo mejor que sabes con las cartas de mierda que la vida te ha dado para jugar. Y que te vas a equivocar una y otra vez, y que lo único que puedes hacer es seguir metiendo la pata pero intentando ser feliz con tus errores. Esto es lo que hace tan enorme a una película que puede parecer tan intrascendente si pasas por encima de ella. Y por eso es tan importante la figura del padre de Juno. Porque él mismo sabe que no es el lápiz más afilado del estuche. Él mismo, divorciado, sabe que no es ningún modelo a seguir en cuanto a una vida de estabilidad amorosa. Y aún así, es el más sincero consigo mismo y el que viene esgrimiendo la verdad en el momento correcto para salvar el día lo mejor que puede.

Juno es una de esas películas que no me canso de recomendar. Pero no me canso, porque desgraciadamente, como decía al inicio, me acuerdo de ella menos de lo que debería. Porque debería estar hablando de ella noche y día. Cuenta con un guión sólido, unos diálogos divertidísimos, unas interpretaciones acojonantemente honestas y una banda sonora con personalidad y que encaja en la cinta como anillo al dedo. Y esto por comentar las cosas que se espera que se comenten al analizar una película (que son cosas que seamos sinceros, me interesan relativamente poco en este foro). Pero sobre todo, porque es una película con ALMA, y una película que te enamora. Y que te enamora como sólo hace esa persona por la que da igual que esté fea, gorda, guapa, arreglada o sudada, tu sigues perdiendo el culo sin importarte.

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