No puedo posponerlo más. Tarde o temprano es un análisis que me tengo que sentar a hacer. Y aunque está muy bien dejar reposar las cosas y no lanzarse a pregonar primeras impresiones sin madurar, no por mucho darle más vueltas, las cosas se van a convertir en algo que me hubiera gustado más. Desgraciada o afortunadamente Alien: Earth ya ha terminado y todas las cartas están sobre la mesa. Ya podemos empezar a sacar conclusiones más o menos definitivas. Y digo más o menos, porque Prometheus con la que me fui reconciliando con el paso del tiempo y que guarda muchísimas similitudes con esta serie, a pesar de que la misma reniegue de las tres últimas películas de la franquicia.
He tenido que hacer mucha autocrítica para no convertirme en aquello que juré destruir, Obi- Wan (José Luis). Es cierto que la serie empieza muy bien. Que digo. Empieza estupendamente bien. Pero de repente empiezan a chirriar algunas cositas. Y claro: es que EL CANON. Y de verdad que a mi el canon me la pone como el cerrojo de un penal. Pero tenemos que tener claras algunas cosas, que ya vamos siendo adultos, y es que tomarse esto en serio (y que de verdad que me la pone como un litro de vino, ¿eh?) no lleva a ningún sitio. Primero porque estamos hablando de ficción y de arte. Y de narración y creatividad. Y a más inabarcable es un canon más atados de pies y manos están los artistas. Pero simultáneamente creo que es de buen gusto, al menos saber que está ahí y que en la medida de lo posible no está de más tenerlo en cuenta.
No tiene ningún sentido no cambiar el origen de K-2SO en la maravillosa Andor porque ya existía en una grapa que sólo nos hemos leído cuatro taraos (nótese que uso la primera persona del plural). No ha lugar a ningún tipo de discusión. No puedes cortarle las alas a un producto tan rico como la serie de Star Wars porque ya se sacó un producto relativamente menor a rebufo de el éxito de otra película. Y que estoy seguro que sus creadores le pusieron mucho cariño y corazón cuando lo hicieron. Pero las cosas tienen que ser flexibles, mutables y no estar grabadas en piedra. Y repito por última vez; que a mi conectar cositas de cualquier canon me la pone como bocina de barco entrando en puerto.

De la Tierra, Niños Perdidos y metáforas poco sutiles.
Asi que ya tenemos claro, que las patadas de Alien: Earth a la narrativa establecida previamente en la saga no me acaban de gustar. Pero he hecho introspección y he intentado dejarlas a un lado para no convertirme en una de «esas personas» con las que no se puede hablar de nada. Y es verdad que haciendo ese ejercicio la serie me pasó muy bien en su primer tercio. Tiene tres episodios iniciales MUY interesantes. Pero desgraciadamente a mitad de trayecto la cosa pierde fuelle. Se desvela que detrás de la pretenciosidad de hacer metáforas con Peter Pan, y hablar del transhumanismo (que es un huevo colgando y el otro lo mismo) y cambiar el teatro de operaciones a la Tierra no hay nada realmente sólido. Sólo volver a contar lo de siempre, pero poniéndole un sombrero nuevo a la muñeca.
Es verdad que Ridley Scott (que Dios le confunda) se fué a por uvas con Prometheus (esa película que no iba a ser de Alien) y su secuela casualmente llamada Alien: Covenant. De honestidad no iban sobrados porque todo el espacio disponible se lo llevaba calentito la pretenciosidad. Pero al menos se apreciaba el esfuerzo de intentar llevar la narración por otros derroteros (con mayor o menor acierto o inteligencia por parte de sus protagonistas). Al final, si quitabas lo que no funcionaba, había un nucleo verdaderamente sólido, con chicha que rascar. ¿Es lo que ocurre con Alien: Earth? ¿Ha merecido la pena descontentar a cierta parte del fandom (que también muy tontos ellos por enfadarse), a cambio de aportar algo relevante a la fórmula?

Dice el señor Noah Hawley que la serie se ambienta en la tierra para «traer los xenomorfos a casa» y mostrar como sería el primer encuentro de la humanidad con ellos en nuestro propio planeta, lejos del espacio profundo. Pero durante los ocho episodios de la primera (y de momento única temporada) las criaturitas están únicamente en tres lugares: una nave espacial, un edificio en ruinas y una isla fuertemente aislada del mundo exterior. Nada que no hubiera funcionado de la misma manera de estar en el espacio, una colonia espacial o un mundo alienígena selvático. Y para que todo esto pueda funcionar, nos inventamos una corporación completamente nueva, modificamos cosas ya establecidas sobre Weyland-Yutani, o sobre el ciclo del vida del xenomorfo. Me parece lícito, pero completamente innecesario.
Tampoco aporta nada todo el simbolismo (de una escasez de sutileza que raya la poca vergüenza) relacionado con Peter Pan. El niño prodigio a cargo de la nueva compañía, el malvado ciborg con brazo mecánico, los niños híbridos (humanos en cuerpo de androide) que no son adultos pero tampoco los infantes que fueron (y que reciben todos nombres de diferentes Niños Perdidos). Parece durante varios episodios que hay una profunda reflexión sobre el transhumanismo y que volver a darle una patada voladora al canon va a servir para explorar nuevas costas; pero al final todo eso queda en prácticamente nada. Ninguno de los cambios introducidos sirve para nada más que gritar a pleno pulmón que a Noah Hawley no le gusta Prometheus. De ahí la elección de la Tierra como lugar de juego, ambientarse en la misma época que las precuelas de la saga y derribar sistemáticamente cualquier pilar establecido por ellas sin más intención que la de romper por romper.

Para chulo, chulo… mi pirulo…
Y la serie tiene muchas cosas buenas. Con un poquito menos de querer follarse el gato, y un poquito más de querer compartirlo con los demás (me está quedando una analogía rara…). Tendríamos un producto igual de maravilloso que Alien: Romulus. Pero donde Fede Álvarez demuestra, en primer lugar amor por la saga, y en segundo respeto reverencial a lo que Scott, Cameron, Fincher o Jeunet habían hecho previamente; Noah Hawley lo único que da a entender, es que se ha visto la primera de 1979 y que tiene los huevos bien gordos para ponerse los zapatos de nadie. La ambientación de Alien: Earth es maravillosa. Estéticamente te vuela la cabeza plano a plano. No hay nada que chirríe con el resto de películas a nivel visual, ni siquiera cuando se notan las diferencias de presupuesto por tratarse de una serie de televisión.
Los actores están impresionantes, pero yo diría que sin excepción. No hay uno solo que no disfrute viendo en pantalla… hasta que los ponen a hacer cosas sin mucho sentido, pero oye, esto también lo hacía Prometheus, así que tan lejos no nos habremos ido… Pero de verdad, me quito el sombrero con lo que hacen desde la protagonista hasta el último secundario. La caterva de monstruos que acompañan a los xenomorfos en la Maginot son maravillosos. Todos dan muchisimo miedo y asco a partes iguales. Da igual que alguno solo exista para resultar convenientes para determinados deux ex machinas; funcionan del primero al último (incluso, desgraciadamente, alguno roba demasiado protagonismo a la criatura de Giger) y resultan completamente verosímiles dentro del universo de Alien.

Alien: Earth tiene unos mimbres muy sólidos que no aprovecha por querer ser algo que no necesita. La historia es muy interesante. Cuenta con buenos personajes. La posibilidad de expandir la franquicia con conceptos como la inmortalidad. Manda narices que tenga que venir yo a estas alturas a defender a Prometheus, pero pienso en lo que podría haber sido la serie de haber utilizado lo que ya existía (los conflictos de los androides y sus creadores, combinados con los aumentos cibernéticos y los nuevos híbridos daban para mucho), que quizás sea por eso que me duele más ver donde se queda. Durante el visionado de la serie, el feedback recibido por amigos y conocidos casi se reducía a «lo que molaba» el tema musical con el que acababa el episodio de turno. Como si meter por que si grandes hits de bandas de rock o metal (me perdonen los que entienden del tema, yo claramente no) te hiciera más trasgresor o rebelde (no todos podemos ser James Gunn). Esto dice mucho de la serie y demasiado poco en su favor.
Y para terminar de amargar un plato que no termina de pasar bien del todo, volvemos a caer en el catastrófico error de no terminar la serie. Repito. No es que tenga final abierto. No. El último episodio acaba de la misma forma que cualquiera de los siete anteriores, como si la semana que viene nos fuéramos a sentar todos de nuevo a verla. Me da igual que Hwley haya sido concebida como una narrativa de múltiples temporadas. Lo aplaudo. Ten todo lo que puedas en la recámara para alargar esto hasta que me tengan que mirar la próstata (que ya va a ser más pronto que tarde). Pero no me seas vago. Trabajate la estructura un poco. Pero volvemos a lo mismo, es un síntoma más de que detrás de Alien: Earth hay poco más que interés por seguir estrujando a la gallina de los huevos de oro (cosa con la que estoy muy a tope) y labrarse un nombre intentando ser «rebelde» y «canallita». Y es una pena, porque hay mucha más comprensión por la saga del respeto que se le ha tenido y a la vez mucho menos del que parece a simple vista.




