Videojuegos. El medio cultural y de ocio que más rápido ha evolucionado en las últimas décadas. Y no me refiero únicamente al tremendísimo salto gráfico. Con la evolución técnica ha venido de la mano una maduración en mecánicas, narrativa y tratamiento que da un poco de vértigo si nos paramos a analizar en qué tan poco tiempo se ha llevado a cabo. Desde el primer Pong hasta el videojuego «de nueva generación» más reciente el salto es mucho más abismal que la distancia que podemos recorrer entre Obreros saliendo de la fábrica hasta Oppenheimer.
Y junto al medio, como si de pequeñas criaturas simbióticas se trataran, evolucionan otra suerte de seres, con mayor o menor acierto, pero siempre en paralelo. Entre estos pequeñas entidades «satelitales» se encuentran la prensa especializada y los divulgadores. Desgraciadamente, por temas intrínsecos de la dirección que llevan el periodismo y los medios de comunicación, totalmente ajeno a la disciplina en la que uno decida especializarse; no podemos estar seguros de que toda citada evolución haya sido hacia arriba. A veces da la sensación de que es más bien al contrario.
En líneas generales da bastante vergüenza ajena leer la prensa especializada en videojuegos (realmente da bastante asco leer la prensa, así en general). Una redacción terrible que esconde la necesidad de que los lectores hagamos clic en los titulares para poder alimentar las visitas del sitio web, una falta de criterio verdaderamente preocupante (y no me refiero a opiniones personales o gustos). Para colmo, hoy día resulta realmente sencillo publicar, por lo que tenemos a personas sentando cátedra sobre temas sobre los que «controlan» muchísimo y confundiendo hechos con opiniones en su podcast o su libro.

SEGA does what Nintendon’t
Toda esta introducción para indicar, que me suelo acercar con muchas ganas, pero también muchísimo recelo a obras como este Azul Historia, porque desgraciadamente es una lotería en la que la calidad de la misma, depende horrores de la persona que se haga cargo del reportaje. El problema, es que dependiendo de la editorial responsable, el filtro que mete a unos autores en un saco o en otro es fino como el pellejo de una mierda, y lo pasa casi cualquiera. Siendo además, el primer libro al que me acercaba de la editorial GTM (soy conocedor de su revista, pero no lector, así que no contaba con muchas referencias).
Sin embargo. Si que soy muy conocedor de la historia del Erizo Azul de SEGA. Muy conocedor, no significa que mañana me pueda sentar a escribir un libro o a hablar delante de un micrófono y que merezca lo más mínimo el prestarme atención. Porque hablar y opinar lo podemos hacer todos. En este caso, puedo decir que Ramón Méndez González supera la prueba sin titubeos (esto, por otra parte, significa absolutamente nada, pues desgraciadamente pese a mis intentos de ser, ya no objetivo, si no al menos honesto en mi labor divulgativa, inevitablemente uno acaba formando parte de aquello que juró combatir).
Los hechos son los siguientes. He terminado Azul Historia en apenas dos sesiones de lectura. Y esto, en principio, habla al menos de lo entretenido que me ha podido resultar el título. Y de el interés que ha despertado en mí. Si, no hablamos de la envergadura de una obra como Crimen y Castigo pero tampoco es un reportaje de veinte párrafos. Nos encontramos ante una obra escrita de forma amena, clara y concisa. Quizás se recrea inevitablemente en la nostalgia de poner en contexto la relación del autor con la obra a realizar. Pero es algo que no sólo veo prácticamente imposible de evitar, realmente no tengo claro que resulte del todo innecesario. La maquetación de GTM es muy atractiva visualmente, marida bien con la imagen de marca de la franquicia que se analiza (por si no quedaba claro, Ramón pega un repaso en condiciones a todo lo publicado sobre Sonic, el erizo azul de SEGA).

Not just a game, but pure adrenalin.
Hace poco leía la fantástica Sonic Encyclo-speed-ia y me daba bastante rabia ver, que aunque a nivel de arte se trata de un volumen imprescindible. Los contenidos eran más bien escasos. Parecía más un libro de fichas donde se desglosaban los niveles, enemigos, personajes y demás de cada juego, que un recorrido por la vida del erizo. Y lo que era peor, se dejaba algún juego relativamente menor fuera del tintero. No es el caso de Ramón, que recoge el primer juego lanzado para la Mega Drive en 1991 hasta el recientísimo Sonic Superstars (después de este, que yo recuerde sólo hemos tenido tres títulos más: Sonic Dream Team, Sonic X Shadow Generations y en unos días después de escribir estas líneas tendremos el Sonic Racing: Crossworlds.
Si bien es cierto que Azul Historia no profundiza en cada título hasta lo más profundo de su núcleo. Si que ahonda lo suficiente (sobre todo en los títulos de mayor importancia) como para que toda la información de verdadera relevancia tenga sus líneas. Si te has documentado alguna vez sobre la saga, o has leído libros relativamente conocidos como Console Wars, pues mucha de la información aquí expuesta te sonará. Pero Ramón, siguiendo un orden estrictamente cronológico, consigue enseñarnos alguna cosita completamente nueva que ni siquiera aparece en el libro oficial de SEGA. La labor de documentación es impecable. Y la profundidad cumple, teniendo en cuenta el tipo de libro ante el que nos encontramos, que no busca el ser una tesis o un doctorado sobre erizos, zorros y echidnas.
Y no sólo hablamos de videojuegos. Aunque tampoco ahonda demasiado (sería abrir un melón que lo llevaría a abarcar varios volúmenes), tampoco se olvida de dar su correspondiente hueco a cómics, series o películas. Azul Historia no es únicamente un repaso año a año a los videojuegos de Sonic the Hedhehog, es, como anticipa el título; un repaso al nacimiento y vida (todavía está muy lejos de su muerte, aunque antes olvidara mencionar también el juego The Murder of Sonic the Hedgehog, tan delirante como divertido) del erizo más famoso de todos los tiempos. Si eres fan del erinacemorfo más rápido del mundo, Azul Historia es una lectura obligada para ti. Si no lo eres, aquí encontrarás la densidad justa para que la lectura resulte entretenida sin llegar a abrumar. Aunque a fin de cuentas, aunque la narración está muy bien hilada, no deja de ser una enumeración de títulos y el contexto en el que se vieron envueltos en su lanzamiento.





