Pocas obras hay en el panorama comiquero patrio que muevan las masas de seguidores que mueve Blacksad. Quizás por su ambientación animal que hace las delicias de los amantes de lo peludo. Quizás por el dibujo de Guarnido, que nos recuerda a una película del estudio de animación más famoso de todo Hollywood. O por sus guiones de marcada estética noir, gracias a los cuales casi podemos oler el tabaco y la nicotina de una Nueva York decadente de posguerra.
Da igual el motivo que te traiga a este callejón. Todos estaremos de acuerdo que después de varias décadas (un par de ellas van ya) en lo más alto de las listas de ventas y recibiendo innumerables galardones; Blacksad se ha ganado un hueco en el panteón del cómic nacional (habría que sentarse ya a discutir en que posición del podio) por derecho propio. Pero como veremos en párrafos posteriores, quizás la luz de los focos no nos estén dejando ver lo que se esconde en las sombras.
Porque nadie estaría diciendo la verdad si no reconociera que lo que, en un primer momento, hace que nos acerquemos a Blacksad son las insuperables acuarelas de Juanjo Guarnido. Aquel que no destaque el dibujo de la obra por encima de todo lo demás, miente como un bellaco. Y es cierto que hay más que desgranar en Blacksad que su parte artística, pero indudablemente el apartado visual es sobresaliente, y se trata de algo que además crece con cada nueva entrega a la venta. Apenas 7 volúmenes en poco más de 20 años dan que pensar sobre el trabajo que conlleva realizar la cincuentena de páginas de cada tomo.

UYUYUH, MI GATO HACE UYUYUYUYUH
Quizás para analizar bien las bondades (y defectos) de Blacksad sea interesante ir acompañando a la obra en el mismo viaje que ha ido realizando desde su creación hasta su relativamente reciente finalización (publicada hace algo más de un año). Y para arrancar este viaje, es importante romper la primera gran falacia de la serie: Aunque los autores son españoles, no se trata de un cómic patrio. La edición original es francesa, ya que es la editorial Dargaud quien realizó la apuesta y decidió invertir en esta colección por su gran calidad. Aunque posteriormente Norma Editorial nos la trajo traducida con muchísimo mimo y cariño; el mérito es de los franceses…
Y tampoco nos engañemos. Blacksad es lo que es a día de hoy gracias a la gran labor y constancia de sus autores. Porque sí, el dibujo de Guarnido ya nos alucina desde la primera viñeta (probablemente mi página favorita de toda la serie esté entre las 5 primeras de Un lugar entre las sombras), pero si sus autores no hubieran evolucionado a partir de ese punto, probablemente la cosa hubiera quedado en flor de un único día. A fin de cuentas, la primera historia protagonizada por el gato negro de morro blanqueado es maniquea hasta decir basta.
Detective amargado, que decide enfrentarse a la policía y a todos para resolver el asesinato de una antigua amante (casquivana y de profesión actriz), llegando hasta las más altas esferas del mundo empresarial de la ciudad para desentrañar el misterio. Nada que no hayamos visto nunca antes. Nada nuevo que aportar a la fórmula, más que disfrazar a los protagonistas de animales. Sí, la elección de especies está magníficamente bien tirada (decisión, probablemente, realizada a dúo entre ambos autores) representando de un primer vistazo, el arquetipo de cada uno deseado para la historia. Pero seamos sinceros, si no fuera por el dibujo de Guarnido, no tendríamos gran cosa que rascar, al menos en esa primera entrega…

TODOS QUIEREN, TODOS QUIEREN, TODOS QUIEREN YA SER GATO JAZZ
Es a partir de la segunda aventura donde el guionista encuentra la verdadera inspiración y empieza a construir algo propio que poco a poco irá evolucionando y marcando su sitio definitorio en el que destacar tanto por su aspecto, como por su forma de pensar. En lugar de limitarse a imitar las historias detectivescas que hemos leído o visto cientos de veces, en cada nuevo volumen encuentra un tema que tratar, un aspecto de la sociedad americana (de aquellos años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, pero desgraciadamente extrapolables a nuestros días) al que agarrarse. Y utilizando a los animalitos a modo de fábula (uno de los formatos literarios ideales para ofrecernos moraleja) realizar una crítica muy bien planteada a problemas que deberían estar ya más que solucionados en nuestros tiempos.
Es en Artic-Nation y Alma Roja donde la serie brilla con más intensidad. En el primero, nos ofrecen una crítica brutal al tema del racismo, enfrentando a animales polares de pelajes blancos como la nieve a aquellos negros como la noche en un conflicto que recuerda a las tensiones entre el Ku Klux Klan y los Panteras Negras. Aquí no sólo el juego con los animales le sale redondo a Díaz Canales (recordemos que John Blacksad es negro como los cojones de un grillo, pero porta una buena mancha blanca justo en todo el hocico; ya podéis imaginar que no caerá bien a ninguno de los dos bandos). El misterio de la desaparición de una chica de color también nos tendrá todo el tomo intentando descubrir por donde sopla el viento.
Alma Roja también realiza un interesante juego de metáforas y alegorías. En este caso el tema a criticar es el macarthismo y el miedo a lo nuclear. Aprovechando el terror al comunismo tan exacerbado en aquellos días y que uno pensaría que con el paso de las décadas ya debería estar más desinflado. Es la primera vez también donde empezamos a conocer un poco más del pasado de Blacksad y donde realmente su interés amoroso tiene gravitas más allá de la ilustración de cartel de película. Es en la figura de Alma donde realmente encontramos el personaje femenino que roba el corazón del detective para siempre. Todo que vimos en Un lugar entre las sombras se desmorona bajo su propio peso para ser reemplazado por algo más sólido y duradero.

CON UNA CONDICIÓN: QUE ME DEJES ABRIR EL BALCÓN DE TUS OJOS DE GATA
Resulta muy reconfortante para el lector que cada nueva aventura del detective privado continúe donde lo dejaron las anteriores. No sólo rescatando a personajes presentados previamente que hacen de hilo conductor, si no, directamente retomando la ubicación y consecuencias de tramas anteriores. Además de esto, en El Infierno, el silencio y Amarillo veremos crecer todo el mundo de Blacksad cuando nuestro protagonista tenga que viajar hasta Nueva Orleans para ayudar a su amigo Weekly, y posteriormente decida volver a Nueva York viajando por carretera.
Desgraciadamente, lo que debería ser una oportunidad perfecta para que la obra creciera a cotas superiores a las planteadas en el segundo y tercer volumen, se transforma en un bache (soportable en el caso de la cuarta entrega, pero irrecuperable en el de la quinta) que lastra a la serie aunque recupere ritmo y calidad en la sexta y séptima entregas, Las cotas de calidad de Artic-Nation y Alma Roja no volverán a ser alcanzadas en lo que queda por leer. Una pena como digo, porque había buenos mimbres en las ideas que plantean ambos. Y el desarrollo crítico y metafórico no sólo está presente, si no que está muy bien tirado. Pero el desarrollo de los misterios planteados (recordemos que Blacksad es una serie detectivesca) está tirado con pereza en El Infierno, el silencio y resulta completamente inexistente en Amarillo.

Recordemos por favor que en todo momento estamos desglosando la obra argumentalmente. El dibujo de Guarnido no hace más que mejorar número tras número, y de la misma forma, con cada nueva entrega, hace gala de nuevos trucos y decisiones artísticas que hacen que visualmente cada nuevo tomo sea más gratificante de observar que los anteriores. Como digo, nada que objetar en el campo del dibujo. Desgraciadamente por mucho que la crítica a las drogas y la lucha de clases esté presente de forma muy inteligente en la entrega de Nueva Orleans; el misterio, como comentaba, resulta bastante flojo y cuando se resuelve resulta en un secreto a voces con un desenlace que se ve venir a la legua. Una pena como digo, porque los personajes si que están muy bien construidos pero no cuentan con una trama que les ayude a desarrollarse con soltura.
De Amarillo me gustaría hablar lo menos posible ya que el objetivo de esta página es la de analizar y divulgar en positivo, y más allá del apartado gráfico me cuesta mucho encontrar motivos para hacerlo. Se agradece el intento de criticar, en esta ocasión, el mercantilismo de las obras artísticas y hasta donde estamos dispuestos a llegar por conseguir la gratitud del gran público (¿una crítica no tan velada a los sistemas de creación de contenido modernos?). Pero es que la historia que hace de motor es pobre, absurda y no cuenta prácticamente con ningún personaje que merezca la pena, con la salvedad de la excusa maravillosa para visitar a la hermana de John, que esperamos vuelva a aparecer en el futuro en alguna otra historia.

ESTABA EL SEÑOR DON GATO, SENTADITO EN SU TEJADO, MARRAMAMIAU, MIAU, MIAU
Como digo, el bache narrativo solo dura este par de números, y para la llegada de las dos entregas de Todo cae la cosa remonta bastante; pero ya no volveremos a la excelencia de Artic-Nation y Alma Roja. Incluso a pesar de la reaparición de viejos amigos previos al viaje al Sur de Blacksad. En esta ocasión el foco de Canales se centra de nuevo en el capitalismo, pero esta vez criticando su crecimiento desmedido y su lucha contra los sindicatos, que no se oponen a dicho crecimiento ni a la modernización. Únicamente, pero no pretenden impedir que dicho crecimiento pase por encima de las personas destinadas a desarrollarlo.
En esta ocasión, el misterio funciona a las mil maravillas; proporcionando una excusa para retomar viejos personajes que ayudarán a seguir forjando el desarrollo de Blacksad como protagonista. Mientras que nos tiene intrigados intentando desenmarañarlos y su mensaje crítico va permeando lentamente. Quizás a los más cuadriculados como yo nos descoloque un poco la rotura de estructura al tratarse de un volumen doble. Pero como digo, se trata de una buena historia de Blacksad que además cuenta con el dibujo más impresionante de toda la serie de principio a fin. Es verdad que al final, Nueva York es casi parte del personaje de Blacksad y volver a sus callejones se siente de alguna forma, como volver a casa después de tanto tiempo vagando por el país.
Con sus pros y sus contras. Blacksad es una serie fundamental para los amantes del noveno arte, y pese a que tengamos que hacer un poco de trampa para poder afirmarlo; del cómic patrio. El dibujo de Guarnido ya por si mismo es motivo más que suficiente para comprarse la colección entera varias veces. Pero es que el trabajo a las teclas de Díaz Canales, aunque no siempre consigue la excelencia, resulta ejemplar y muy disfrutable la inmensa mayoría del tiempo. Nunca se puede decir, de este agua no beberé, ni este cura no es mi padre. Pero con la serie, aparentemente terminada por ahora, ya estamos echando de menos más aventuras del famoso gato negro. Y eso, al final, es lo que cuenta. Y la mejor vara de medir de la calidad de una obra…





