Buscando que le de infarto cerebral a más de uno para que así nos quedemos por aquí los que nos tenemos que quedar, hago la siguiente aclaración: No he leído Dune. Tengo la novela por aquí, me pillé la reciente (bueno, tiene ya casi un lustro) edición ilustrada y ahí está en la estantería, cogiendo ambientación de Arrakis. ¿Por qué? Yo que se José Luis, la vida… Eso, y que me la compré después de ver la primera película (porque así de lamentables somos algunos, o no, tengo mis dudas) y como venia la segunda y tal y las tengo recientes, pues eso, que no me he puesto.

Porque el libro no lo he leído, pero yo lo que haga Villeneuve me lo meto por el ojete pero dejándome caer desde muy alto (perdón, no se hacer metáforas). Y las dos partes de su Dune me gustaron muchísimo. Por eso la idea de una serie que ampliara el universo de Frank Herbert (e hijo) me seducía tremendamente. Entiendo que además estando Legendary detrás, asumo sin documentarme lo más mínimo que nos encontramos ante una precuela de las mismas.

No voy a decir que finalmente las expectativas me hayan sido tiradas por tierra (pun intended) pero si que es verdad que se me bajó el soufflé por completo conforme se desarrollaba la misma. No tengo dudas de que me veré la segunda temporada, que ya ha sido confirmada, pero cierto es que al final el resultado no ha sido del todo el que esperaba. Por si te tienes que ir a hacer la cena o algo, te lo resumo en una frase: hay una diferencia de tono brutal con las películas. No es malo en si mismo, aunque si vas a ser precuela de algo, la coherencia estilística se te presupone.

Para ser una escuela de jovencitas, la Hermandad no es precisamente la alegría de la huerta…

Bene Gesserit, el polígrafo hecho Señora…

Que mira que la cosa pintaba bien para el profano. Nos vamos 10.000 años antes. Al origen del Imperium, la creación de la orden de las Bene Gesserit. El plan de milenios para llegar a lo que será Paul Atreides. Si es que mola todo. Pero volvamos a las películas de reciente estreno para analizar lo que comentábamos de lo de la diferencia de tono.

Es verdad que Dune, al menos en cine, tiene como una base mística o filosófica muy fuerte. Pero en todo momento, a cualquier aspecto mínimamente sobrenatural, inmediatamente se le da una explicación científica (dentro de lo que es la ciencia de la ciencia-ficción), ¿eh? El propio Paul Atreides está constantemente desmitificando a su propia madre, aclarando todas y cada una de sus habilidades, a pesar de que el parece tener controlado el rollo de la clarividencia.

Parece una tontería, y probablemente lo sea, pero en la serie, ya desde el principio, la sensación de brujería y magia es bastante fuerte. Si, al final todo se aclara y se le da una explicación centéfica, pero me quedo con la sensación de que ésta llega tarde y es relativamente pobre. Pero, es efectiva, y abre nuevos hilos para una segunda temporada y de momento tienen mi curiosidad a pesar de mi hastío.

Sabes que es un Atreides porque es mu guapo…

¿Y tú de quién eres?

Creo que si una serie de televisión, que suelen ser más corales que las películas; cuenta con una buena construcción de personajes, luego la trama se desarrolla sola. Y ni siquiera necesitas que sea especialmente llamativa, un par de giritos bien colocados, y a dejar que sean los actores los que te levanten el castillo de naipes. Pero en esto, Dune: La profecía falla con relativa violencia.

A pesar de ser relativamente coral, el peso de la trama principal cae sobre los hombros de Valya Harkonnen (la Madre Superiora de la Hermandad, interpretada por Emily Watson) y Desmond Hart (soldado regresado de Arrakis e interpretado por Travis Fimmel). Con ella puedo, porque la señora trabaja maravillosamente, aunque creo que no está muy bien escrita. Pero con él, lo siento y que me perdone, porque no creo que sea mal actor, pero es que mira, yo no puedo.

Aquí hace prácticamente el mismo papel que tenía en aquel experimento de Ridley Scott que se llamó Raised by Wolves y que a pesar de tener una premisa cojonuda, para sorpresa de nadie fue un fracaso estrepitoso. Ya allí también hacía de fanático semi-religioso con cierta habilidad sobrenatural. Y si bien la serie tenía muchas fallas por las que se escapaba el agua, lo suyo era ya de presa abierta por desagüe.

Le daba con la mano abierta que iba tener alucinaciones de verdad, y no lo que ve ahora…

Tula llevas…

Y es una pena, porque en líneas generales, el resto del reparto tiene bastante más chicha. Si bien algunos están relativamente sosetes, no son pocos los que destacan por varios cuerpos de ventaja. Especialmente toda la trama relacionada con la hermana de Valya: Tula Harkonnen. No voy a desvelar que porcentaje de importancia para la serie tiene su trama, pero si puedo decir que no es la principal. Y sin embargo, me interesa mil veces más que todo el plan genético de la Hermandad o lo que haga el Emperador en su palacio.

Es esa disparidad la que al final hace que todo se haga un poquito cuesta arriba. La serie cuenta con unos mimbres fantásticos para hacer un mundo interesante, especialmente para el profano; que en todo momento desea conocer más. Pero a la hora de desarrollar, se vuelve bastante farragosa y te obliga a estar arrugando la nariz constantemente si tienes presente a la película de Dune. Y siendo una precuela, no veo por qué no deberías hacerlo de principio a fin.

Una pena porque se trataba de la serie que apuntaba alto a ser la cabecera de HBO para esta temporada invernal, y al final se ha quedado en un producto correcto, sin más. Invita a ser continuada con cierta gana, pero corre el peligro de que dentro de muchos meses, cuando llegue su secuela, el interés por la franquicia haya decaído, y por si sola no se hasta que punto será capaz de mantener la atención…

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