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La dureza del clima local puede suponer un desafío para nosotros, seres acostumbrados a biotopos más suaves y tolerantes, pero muchas formas de vida o entidades sensibles, por el contrario, han prosperado bajo este rigor implacable. Morsas, narvales, osos polares, zorros árticos, renos y caribúes han hecho de este lugar su hogar. Las antiguas leyendas sugieren que estos animales estuvieron aislados en los confines del mundo, lo que podría implicar que Asgartha se encuentra cerca de estas regiones árticas. Sin embargo, otra teoría postula que, al igual que los Nómadas del Tumulto, esta fauna emigró aquí, tal vez siguiendo la idea del invierno, y finalmente se estableció de forma permanente. Es fascinante estudiar su comportamiento general. Naturalmente, existe un sistema de depredación dentro de este ecosistema. Los leopardos de las nieves se alimentan de frailecillos o pingüinos, las orcas cazan focas y los araos bucean en busca de camarones de hielo. Sin embargo, se ha observado que, en nuestra presencia, ciertos depredadores comienzan a defender lo que normalmente sería su presa contra nuestras intrusiones. Es como si existiera un acuerdo tácito entre ellos, una armonía que refleja el pacto subyacente a la sociedad asgarthana. Por eso hemos empezado a referirnos a la fauna endémica como el Pueblo del Invierno, ya que parecen haber desarrollado una conciencia pseudo-social. Los osos polares y los búhos nivales asumen naturalmente el papel de protectores, mientras que los pingüinos y los pinnípedos cooperan para ayudarse mutuamente. Este peculiar comportamiento insinúa el surgimiento de una jerarquía social interespecie. ¿Fue este sistema impulsado por la necesidad? ¿O es algo completamente distinto?

Los urracagüinos
Cruce entre una urraca y un pingüino, el urracagüino es un animal híbrido que parece haber heredado rasgos de ambas especies. Incapaz de volar, se tambalea torpemente sobre sus patas, pero ha dominado el arte de deslizarse por la nieve o el hielo. Esta habilidad aerodinámica se traslada al agua, donde nada con un virtuosismo fascinante. Sin embargo, sus aletas, que son emplumadas y más largas que las de los pingüinos normales, le dan la capacidad de saltar con una amplitud mucho mayor que sus primos árticos. A cambio, ha adoptado el comportamiento ladrón de la urraca y la fascinación por los objetos brillantes. Nunca se debe dejar un urracagüino sin vigilancia; si lo hace, saqueará rápidamente el campamento en busca de objetos de valor, únicamente para añadirlos a su creciente pila de baratijas robadas.
La gamba de hielo
Igual de cómodos en el aire como bajo el agua, los camarones de hielo son de color más claro que sus primos estrictamente acuáticos. Su carne brilla con tonos azules y adquiere un tinte opalino cuando se cocina. Cuando salen del agua, conservan su mismo modo de movimiento, utilizando la oscilación de sus pereiópodos así como el aleteo de sus pleópodos, al igual que otras especies pelágicas. Hemos observado a muchos animales, tanto aves como criaturas terrestres, alimentándose ocasionalmente de estas gambas. Según los análisis iniciales, su capacidad para volar se origina en una vena de aerolita que corre por debajo de su caparazón, extendiéndose desde su rostro hasta su telson.

Los Hakupopo
Cuando nieva mucho, no es raro ver pequeños seres sensibles mezclándose con los copos de nieve. Los primeros observadores de Muna los llamaron Hakupopo. Estas esferas esponjosas flotan en el aire como semillas de diente de león, aunque sin los aquenios que se desprenden, y a veces cubren los valles, mezclándose perfectamente con la nieve. Sin embargo, se separan a nuestro paso, como una alfombra en movimiento, o comienzan a flotar, como las medusas de luz de luna del Kadigir. Se han desplegado naturalistas de Muna y Axiom para estudiar la fauna y la flora del Storvhit. Lo que sabemos hasta ahora es que los Hakupopo se han adaptado perfectamente a este entorno, y otras especies deben haber hecho lo mismo.

Diario de campo de Saskia Averina, naturalista de muna, 393 AC, 2 de enero.




