Con unas 80 horazas con el juego a las espaldas (y todavía me queda el DLC, pero esa es historia para otro día) llega el momento de echar la vista atrás y valorar como ha ido el viaje de la mano de Kay Vess y Nix. Pero claro, meter en una coctelera Star Wars, una historia que por primera vez no implican el uso de la Fuerza ni de espadas de colores, una historia sobre robos y poner a Nix como guinda en lo alto de la bebida resultante. Mal se tenía que dar para que la fórmula no funcionara en esta casa.

Obviamente se trata de un juego de mundo abierto de los que Ubisoft, para bien o para mal tiene tan controlados. Eso hace que tenga una serie de puntos fuertes y algunos débiles que conocemos ya de sobra. A lo largo de la campaña podemos visitar 4 planetas con sus respectivas órbitas: Toshara (creado para la ocasión), Tatooine (está prohibido que el planeta desértico no aparezca literalmente SIEMPRE), Kijimi (el planeta helado del Episodio VII) y Akiva (que aunque no es nuevo para los que conozcan la saga a fondo, es la primera vez que lo podemos visitar audiovisualmente hablando).

El tamaño de estos planetas y las zonas a recorrer varía, pero en general son bastante amplios (Kijimi quizás el más pequeño ya que solo recorremos la ciudad principal y alguna «mazmorra» en forma de fabrica de municiones). Y que me perdonen los profanos (no concibo otra forma de enfocar este análisis que no sea la del fan más acérrimo) pero solo por esto la experiencia ya merece la pena. Existen pantallas de carga y «saltos» pero el poder recorrer el Mar de Dunas de Tatooine a bordo de tu moto, llegar a tu nave en Mos Eisley, despegar con ella, saltar al hiperespacio, recorrer la nebulosa de Kijimi, y aterrizar en el planeta para ir a la fortaleza de los Ashiga, no tiene precio si estás enamorado de la saga.

Cuando no estemos saldando deudas, sentarnos a comer con Nix será una de nuestras prioridades…

El relleno, para el pavo, por favor.

Inevitablemente, mundo abierto es sinónimo de relleno. La campaña de Star Wars: Outlaws se puede completar en unas 18 horas. Cuentan las malas lenguas que completarlo al 100% lleva unas 60. Yo lo he dejado en 80 y todavía me quedan algunos coleccionables que realmente no me aportan gran cosa y ahí se van a quedar. Esta cuenta matemática implica la existencia de un gran número de misiones secundarias, recados y tareas que realmente no hacen avanzar la trama.

Sin embargo, viendo de lo que es capaz Ubisoft, creo que el balance no ha quedado demasiado descompensado. Si quitamos las tareas más rutinarias (que normalmente implican explorar una minimazmorra para encontrar materiales con los que mejorar nuestro equipo) la mayoría cuentan con una historia medianamente resultona. Y es precisamente en las misiones secundarias donde encontraremos los cameos y detalles más interesantes para el fan. Visto de esta forma, creo que hemos evitado el desastre que podía haber sido el juego fuera de la trama principal viendo otras cosas que ha hecho la compañía en el pasado.

Echarle un pulso a las cartas a Lando Calrissian, visitar el «cuadro» de Han Solo en carbonita, intentar engañar a Jabba el Hutt, conocer en persona a Temin Wexley, ayudar a una de las piratas de Hondo Ohnaka a reconvertirse en sheriff, saber que pasó con las fábricas de droides tras las Guerras Clon, visitar la granja de humedad de los Darklighter, coincidir con algun villano de renombre… Todas son tareas que no necesitas cumplir para acabar el juego, pero que enriquecen la experiencia.

Siempre hay tiempo para desplumar a unos pringaos a las cartas. Haciendo trampas, por supuesto…

El bocata de calamares más caro de la galaxia.

Al final el juego resulta ser como el plato típico madrileño. Algo que no es una exquisitez, que no deberia funcionar ni por asomo, y sin embargo, generalmente te lo comes bien a gusto siempre que no te cueste demasiado. La trama principal de Star Wars: Outlaws no brilla por su originalidad. Ni por estar narrada con una maestria digna del BAFTA. Pero por otra parte, nada suele ser tan bueno. Los mimbres del juego están bien atados, y ofrece una experiencia de juego sólida, entretenida y que cumplirá el tiempo necesario para que cuando decidas dejarlo, al menos haya cundido.

Quizás si no eres fan de la saga es mejor que esperes a que se asiente a precios más competitivos. Y obviamente ni que decir tiene que, aunque sin ser abundantes, te vas a encontrar con un surtido de bugs habituales en juegos de este tamaño. Pero ni son tan abundantes como pudieran parecer, ni realmente resultan molestos en ningún momento. Al final poco más se puede decir, no te revoluciona el paladar, pero deja satisfecho. Y si te empachas mucho, quizás no quieras repetir de plato una temporada.

Al final, casi todas las misiones principales implican algún tipo de infiltración en una base militar Imperial. Pero cada una tiene ese pequeño girito que hace que se sienta diferente a las demás. Y como en cada una de ellas nos acompañará (aunque sea en la distancia) un secundario diferente, ahí es donde podemos apreciar donde el juego si que brilla con cierta luz propia.

El combate cumple cuando el sigilo ya no es una opción…

Uf, vaya lio. Los amigos de mis amigos, son mis amigos

Creo que sin duda lo mejor del juego son sus personajes. Desde una Kay Vess que tiene un viaje personal donde la evolución de su forma de entender la galaxia cambiando con cada nuevo varapalo que recibe. A un Nix (nuestra pequeña mascota) que literalmente mejora cualquier momento del juego en el que aparece. A un ND-5 que nos dará la replica de forma impecable cada vez que como espectadores lo necesitemos. Pero vamos poco a poco.

Nix no solo es una cara bonita. Jugablemente también nos aportará lo mejor del juego en cuanto a mecánicas. Será nuestro radar para detectar enemigos y objetos. Hará la infiltración infinitamente más sencilla distrayendo enemigos, trayendo objetos y poniendo trampas. No solo eso, en combate también contaremos con su ayuda arañandole la cara a enemigos o detonando sus granadas a traición. Sentarse a comer con él en cada planeta nos recuerda que los quicktime events pueden ser divertidos. Y en cierto momento que estamos a punto de perderlo: VIVE DIOS QUE DEL SALÓN NO SALE NADIE HASTA QUE RECUPEREMOS A NUESTRO PEQUEÑIN.

ND-5 por otro lado despierta en notros otro tipo de simpatias. Quiero decir, es un droide comando con gabardina. De ahí para arriba. Otro personaje completamente imprescindible para que Star Wars: Outlaws funcione. Mordaz y cínico hasta decir basta, nos dará la réplica constantemente; y nunca con la respuesta que esperamos. Quizás si que echo en falta alguna misión más a su lado, para que la evolución entre ambos, que va por los derroteros por los que tiene que ir; parezca ligeramente menos forzada al final.

El resto de personajes cumplen. Vas a conocerlos a todos por compromiso. No te van a caer bien de entrada porque solo te van a generar problemas. Pero los necesitas, y aunque no lo sepan. Ellos a ti. Y finalmente, cuando os veáis obligados a colaborar, empezaréis a cogeros cariño mutuamente. Cuando llegue la hora de dar el golpe final, serán tu tripulación. Y no querrías que fuera de otra forma.

Hay viaje rápido, pero usar la moto siempre es divertido…

La reputación de una dama

El juego ofrece un buen puñado de mecánicas adicionales que enriquecen la experiencia. Las partidas de sabacc, donde es imprescindible hacer trampas para ganar (aprenderemos de los mejores, haciendo robos dobles o manipulando magnéticamente los dados, por no hablar de mandar a Nix a mirar las manos de los rivales). El combate espacial, que si bien no es revolucionario, cumple su cometido dignamente. El sistema de mentores, donde cumpliendo objetivos, mejoraremos nuestras habilidades…

Pero tenemos que pararnos un momento a analizar otra de las mecánicas que hace el juego especial y diferente de los demás. El sistema de reputaciones. El aspecto del juego que nos hará sudar con cada decisión que tomemos, sobre todo al inicio cuando no somos nadie y dependemos de los demás para poder avanzar y conseguir lo que necesitamos.

Los Ashiga han sido creados de cero para la ocasión…

Star Wars. Outlaws presenta a cuatro sindicatos criminales (cinco contando a los Zerek Besh, pero estos nos quieren ver muerto, asi que no podemos interactuar con ellos). Cada misión, cada tarea, cada pequeño recado hará que mejoremos o empeoremos la reputación que tenemos con cada uno de ellos. De hecho, rara será la vez que al ayudar a uno de ellos no hagamos enfadar a otro. Ese pulso constante, teniendo que sopesar a quien prestamos nuestros servicios, sabiendo que con otro de ellos nos pondremos las cosas un poco más cuesta arriba es impagable. Aunque en los compases finales iremos tan sobrados con cada uno de ellos que empezará a importarnos poco a quién le tocamos las narices.

Tengo entendido que el juego ha recibido criticas muy tibias. Quiero pensar que esto es debido a el mal hacer por parte de Ubisoft durante los últimos años. Agotando hasta la extenuación los juegos con mapas enormes llenos de iconitos. Quizás el ser fan de Star Wars me haga levantar la mano con cosas que normalmente no lo haría. Pero creo que en esta ocasión no es para tanto y que Star Wars: Outlaws es un juego muy digno en el que invertir tu tiempo y tu dinero. Quizás si no eres fan de la saga, la cosa sea diferente. Pero entonces… ¿Qué haces aquí?

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